“Entonces Noemí dijo: Espérate, hija mía, hasta que sepas cómo se resuelve el asunto; porque aquel hombre no descansará hasta que concluya el asunto hoy.” “Y Jesús les respondió: Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo.” Juan 5:17 “Porque si Josué les hubiera dado el reposo, no hablaría después de otro día. Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas.” Hebreos 4:8-10
Recién volviendo de visitar algunos hermanos que estaban aquí de visita por la conferencia, vi un letrero grandísimo (tipo que ponen al lado de una carretera), a lo mejor puesto por Adventistas del Séptimo Día, proclamando que el día de adoración es el sábado y que la celebración del domingo (por nosotros el día del Señor) es la marca de la bestia. No pienso desviar de nuestro tema de Rut pero su error de ellos está también involucrado en la gran falta de no distinguir entre las bendiciones del pueblo terrenal y su futuro y la iglesia de hoy en día. Falta todavía ambos el reposo de Israel y la iglesia pues Dios tiene su obra todavía por el Espíritu Santo en este mundo, salvando a las almas perdidas, congregándonos a la adoración de su amado hijo, y conformándonos a su imagen. En el día de la gran tribulación Dios va a obrar para producir en Israel el arrepentimiento que hemos visto mostrado en nuestro libro de Rut. Mientras tanto, nosotros seguimos el testimonio de los apóstoles y santos de la primera época “El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba…” Hechos 20:7 El primer día de la semana es el día del principio nuevo, el cristianismo y la obra consumada de Cristo en la cruz, probado por su resurrección de los muertos en este día que llamamos, “el día del Señor.” Los Adventistas piensan que el cristianismo es simplemente una modificación del judaísmo así que mantienen la celebración del sábado y la conformación a la ley de Moisés. Por nosotros “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero), para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu.” Gálatas 3:13-14
Aquí en el libro de Rut vemos las limitaciones de la ley. Recordamos como Israel nunca estaba cien por ciento debajo de la ley, siendo que la misericordia tenía que intervenir para protegerles de la destrucción completa, ya que antes que llegaran las tablas de la ley en la congregación, estaban adorando al ídolo, el becerro de oro. “Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: ¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado.” Éxodo 34:6-7 Bajo este principio de la mezcla de la ley con la gracia, vemos una y otra vez, desde el libro de los Jueces que ya hemos estudiado, hasta el día de la restauración parcial en los día de Zorobabel, Esdras, y Nehemías Jehová trataba con ellos a este punto, bajo este principio. Así que, el redentor más cercano escucha lo que decía Booz acerca de la redención de la herencia de Elimelec. “Noemí, que ha vuelto del campo de Moab, vende una parte de las tierras que tuvo nuestro hermano Elimelec. Y yo decidí hacértelo saber, y decirte que la compres en presencia de los que están aquí sentados, y de los ancianos de mi pueblo. Si tú quieres redimir, redime; y si no quieres redimir, decláramelo para que yo lo sepa; porque no hay otro que redima sino tú, y yo después de ti. Y él respondió: Yo redimiré.” Hasta escuchar la historia a este punto, dijo que sí, yo redimiré. Pero, no termina allí el discurso de Booz, pues hay un requisito del cual la ley no puede superar. “Entonces replicó Booz: El mismo día que compres las tierras de mano de Noemí, debes tomar también a Rut la moabita, mujer del difunto, para que restaures el nombre del muerto sobre su posesión.” Ah, aquí hay otro asunto. ¿Puede la ley redimir a una mujer gentil, moabita? “No entrará amonita ni moabita en la congregación de Jehová, ni hasta la décima generación de ellos; no entrarán en la congregación de Jehová para siempre.” Deuteronomio 23:3 No, la ley aun mezclado con misericordia no puede extender a este punto. “Y respondió el pariente: No puedo redimir para mí, no sea que dañe mi heredad. Redime tú, usando de mi derecho, porque yo no podré redimir.”
Cuando la nación de Israel cayó bajo la sentencia final fue en esto; “Y viendo una higuera cerca del camino, vino a ella, y no halló nada en ella, sino hojas solamente; y le dijo: Nunca jamás nazca de ti fruto. Y luego se secó la higuera.” Mateo 21:19 No, la ley era incapaz de producir fruto para Dios del hombre perdido. Es esto que no entiendan los Adventistas y muchos más entre la profesión cristiana que la higuera de la carne nunca jamás puede producir fruto. La prueba se ve en lo que sigue en Mateo 21:37‑41 “Finalmente les envió su hijo, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo. Mas los labradores, cuando vieron al hijo, dijeron entre sí: Este es el heredero; venid, matémosle, y apoderémonos de su heredad. Y tomándole, le echaron fuera de la viña, y le mataron.” Así vemos que ahora la gracia que vino por Jesucristo es totalmente necesaria, de la cual Booz es nuestro prototipo. “Entonces el pariente dijo a Booz: Tómalo tú. Y se quitó el zapato. Y Booz dijo a los ancianos y a todo el pueblo: Vosotros sois testigos hoy, de que he adquirido de mano de Noemí todo lo que fue de Elimelec, y todo lo que fue de Quelión y de Mahlón. Y que también tomo por mi mujer a Rut la moabita, mujer de Mahlón, para restaurar el nombre del difunto sobre su heredad, para que el nombre del muerto no se borre de entre sus hermanos y de la puerta de su lugar. Vosotros sois testigos hoy. Y dijeron todos los del pueblo que estaban a la puerta con los ancianos: Testigos somos.”
Iba a terminar este libro hoy día, pero pienso que este estudio esta largo y continuaremos brevemente para terminar el capítulo la semana que viene, Dios mediante.
30 diciembre de 2018